La producción de cerdo en el país también tambalea por la escasez del maíz, que afecta a la toda la cadena de producción de la proteína animal. Esta situación pone contra la pared a las tercenas y negocios dedicados a la venta de hornado, fritada, sánduches y otros tipos de negocios, como las parrilladas y restaurantes especializados.
También impacta a los criadores y proveedores de crías, como Hernán Vera y Jéffersson Nuñez, que son parte de la cadena agroalimentaria.
Aunque hasta el momento a Elías Peralta, gerente del Sabrosón, no le han notificado el aumento de precios, él está consciente que dicho panorama se puede dar, por lo que hizo una estimación de cinco centavos más a la libra de la carne cerdo, “que es lo que podemos manejar sin subir el precio al cliente, mayor a esto podría afectar el bolsillo”, aseveró.
El negocio, ubicado en las calles Bolivia y Los Ríos, lleva más de 40 años en el mercado guayaquileño, enfocado a la venta de piernas de chancho a un costo de $ 3,50 la libra y sánduches desde $ 2,40.
Como se dice de forma criolla, “hombre precavido vale por dos” Peralta tiene un contrato fijo de un volumen alto de piernas semanales, por lo que su proveedor ha disminuido la venta a otros negocios para priorizarlos, sin embargo, solo está garantizado octubre sin alza, lo que no se prevé en los siguientes meses. Todo depende del precio del maíz, que afecta al mercado de alimentos balanceados.
Las tercenas también están contrareloj con los precios. Xavier Valdez, dueño de un centro de cárnicos, ubicado en las calles Alcedo y José Mascote, sur de Guayaquil, aseguró que ahora al por mayor compra a $ 1,85 la libra de cerdo, mientras que antes estaba entre $ 1,60 y $ 1,75. “Lo que va a pasar es que va a afectar al consumidor final”.
Cuenta que en 2023 la libra de cerdo llegó a costar $ 2,20, lo que perjudicó el bolsillo de su clientela. Ahora, optó por reducir la compra del producto, es decir, pasó de adquirir 20 a 10 animales semanales.
Sin duda, con el pasar de los años, la carne de cerdo ha desplazado a la de res, llegando a ser considerada la segunda proteína más apetecida en Ecuador, después del pollo. De acuerdo con la industria el consumo per cápita al año es de 12 kilogramos.
Esto ha desencadenado el crecimiento de los productores, los cuales superan los 170 mil, siendo el 94 % pequeños, según cifras de la Asociación de Productores de Productores de Alimento Balanceado del Ecuador (Aprobal).
Las provincias que más consumen cerdo son Pichincha con 38%, le sigue Guayas con 34%, Azuay con 7% y Manabí con 5%.
Por ello, para sostener ese consumo se producen alrededor 220 toneladas de carne de cerdo en el país. Así lo dio a conocer Jorge Páez, director de Porcicultura de Molinos Champion, quien recalcó que la escasez del maíz está pasando factura en las 600 mil toneladas de alimento que requiere la industria de alimento balanceado.
Esta empresa se ve doblemente afectada, ya que se dedica a dos negocios, la producción de alimentos balanceados y la crianza de cerdos, debido a que el maíz es la principal materia prima y su escasez encarece los precios.
“Más de la mitad de los insumos es maíz, por eso es sensible para el alimento balanceado, y sí es para animales suele ser una participación del costo por encima del 65 %”, indicó Páez.
Explicó que si pagan entre 21 a 21,50 dólares por quintal del maíz, el precio por tonelada superaría los 430 dólares, lo que afecta los costos de producción de la cadena de valor, “No podemos tener una materia prima tan cara porque no nos hace competitivos con ningún país”.
La porcicultura en Ecuador representa un 8 % de PIB -Producto Interno Bruto- agropecuario, permitiendo generar 80 mil empleos directos y más de 200 mil indirectos.
Hernán Vera Aguillón, cuenta con 21 reproductoras de cerdo en la zona de Mamanica, en el cantón Alfredo Baquerizo Moreno. Él tiene ya 14 años en la crianza y venta de crías de raza; para ser competitivo fabrica su propio alimento balanceado, siendo parte de la cadena de valor de este sector.
Cría unos 400 puerquitos al año, que los vende a los 25 o 30 días. Trabaja junto con su esposa y dos ayudantes para la limpieza, vacunación, alimentación.
El alza del precio del maíz ya lo está afectando: “El costo de producción del alimento para los chanchos, cuando sube el precio del maíz, aumenta sustancialmente”.
“A la semana consumimos de 70 a 80 quintales de maíz, para los pollos y también para la venta del producto, es decir, el alimento balanceado. Las personas que compran los animales se llevan uno o dos quintales a la semana, hay personas que se llevan de 70 a 80 animales, y compran por tonelada nuestro alimento”.
Hernán Vera manifiesta que el alza de 4 dólares es demasiado y no puede trasladar ese incremento al consumidor final, porque después no les compran el balanceado, ni los animales; aunque usa harina de arroz en la formulación, el principal insumo es el maíz.
Los alimentos llamados “iniciadores”, para cerdos pequeños, el año pasado costaban 29 y subieron a 34 dólares el saco de 40 kilos. “Espero que se solucione este inconveniente generado por la escasez de maíz, porque afecta a todos por igual, y más en la época en donde más se consume, Navidad y fin de año”.
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