La Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG) no ha podido afrontar el descrédito a raíz de el escándalo del caso Isspol (Instituto de Seguridad Social de la Policía) donde estuvieron involucrados los funcionarios de rango más relevante de la bolsa: Rodolfo Kronfle y Oriana Rumbea.
En el 2020 le explotó en la cara la mayor estafa del mercado bursátil ecuatoriano, con la complicidad del Decevale, cuyo mayor accionista es la Bolsa de Guayaquil y sus casas de Valores, la Superintendencia de Compañías y la BVG. Desde esa época nada ha cambiado en relación a la transparencia que exige este sector. No hubo cambios significativos con la llegada de Ricardo Rivadeneira a la Presidencia. Este prometió digitalizar la Bolsa, lo cual tampoco ocurrió.
De hecho, las juntas extraordinarias de Accionista Programada para el martes 20 de agosto y 21 miércoles de 2024 no se realizaron por falta de quórum: ni el 35 % del capital pagado de la entidad asistió a la primera reunión, lo cual indica un alto grado de inconformidad entre los accionistas. Es más, algunas casas de valores han comenzado a operar desde la Bolsa de Quito (BVQ).
En estas reuniones se iban a tratar asuntos relacionados con los estatutos de la BVG.
La crisis se refleja en las cifras las cifras. Entre enero y junio de 2024 el volumen de operaciones de renta fija tuvo como principal actor a la Bolsa de Quito con cerca del 55 % del volumen de operaciones. En estos datos se refleja la menor participación de la BVG.
En igual periodo de 2023 la Bolsa guayaquileña tenía el 48,85 %, frente al 45,2 % de 2024. En Quito se manejaron un poco más 4.492 millones de dólares de renta fija y el Guayaquil más de $ 3.705 millones. En renta variable (acciones) la BVG manejó apenas el 20,88 %
Picaval , Silvercross y Plusbursátil fueron las casas de valores con mayores montos negociados. La primera, de Quito, negoció hasta este mes de agosto $ 1.105 millones y la segunda, de Guayaquil, $ 484 millones de dólares.
